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La situación del percal (eléctrico)

Llevamos en el mundillo lo suficiente para poder hacer un análisis claro de la situación de la movilidad eléctrica en nuestro país.

Este sector agrupa a un gran número de empresas dedicadas a modelos de negocio muy diferentes tales como la fabricación de vehículos, investigadores, gestores de consumo, instaladores de puntos de recarga, producción de células fotovoltaicas, etc. Es por ello por lo que las opiniones, estudios y situación de cada uno de los interesados sea cuanto menos, poco unitaria.

Sin embargo, existe en el sector una preocupación común que no llega a disiparse. A pesar de la ventaja que suponen apriorísticamente los modelos energéticos basados en la sostenibilidad medioambiental, el impacto real en la sociedad resulta ha sido bastante modesto.

Desde una perspectiva política, la electricidad procedente de energías renovables supondría una mayor independencia del petróleo y el gas, y que en estos últimos 30 años no se ha logrado rebajar ni un ápice, manteniendo el pavoroso porcentaje del 74% de dependencia exterior.

Por otra parte, el impulso a la movilidad eléctrica nos aseguraría aprovechar todas aquellas subvenciones que se dieron a la energía fotovoltaica durante el periodo de bonanza económica que nos ha colocado como país puntero a nivel mundial en este sector, ya que actualmente estamos desaprovechando toda esa investigación, inversión y eficiencia resultante. Un nuevo impulso permitiría aprovechar todo el saber almacenado estos últimos años y la explotación empresarial de productos eficaces y deseados en el mundo entero. Además de todo ello, las industrias que giran alrededor del sector se verían ayudadas por el tirón de producción y venta de soluciones de este cariz.

Actualmente, no existe una estrategia definida por parte del Gobierno de España, o los gobiernos autonómicos, o incluso la Unión Europea (a pesar del proyecto de Directiva que venimos comentando semanas aquí) objetivizada en un cambio de modelo energético, y no parece que lo vaya a haber en el medio plazo.

Además, la ley de autoconsumo eléctrico no acaba de aprobarse por presión de las grandes empresas energéticas de este país y sumado a la incapacidad de fabricantes de vehículos eléctricos, placas solares, instaladores de puntos de recarga y la ciudadanía en general para presionar por un futuro más sostenible, nos augura un escenario muy precario y más que insuficiente para obtener un impacto real de la movilidad eléctrica.

La venta de coches eléctricos híbridos enchufables y eléctricos puros no está teniendo ritmo deseable y en wwww.recargacocheseléctricos.com hemos comentado en numerosas ocasiones, principalmente por la falta de conocimiento del consumidor de a pie del sentido de su uso (profesional) y su compatibilidad con un coche de combustión.

Respecto a las motocicletas y ciclomotores eléctricos, quizá el problema sea de mentalidad. La última que me ha contado el gerente de un concesionario: «Un padre vino con su hijo quinceañero para interesarse por la compra de una moto eléctrica a mi concesionario. Después de enseñarle las diferentes gamas y estar convencido el progenitor de las ventajas de una moto en concreto (precio, mantenimiento, diseño), no logré la venta porque su hijo comentó que la moto eléctrica «no hacía ruido, y eso no mola».

Quizá nuestro problema también sea de mentalidad. El muy valenciano meninfotisme ha sido siempre algo común a todos los españoles y el impacto del «más vale malo conocido…» nos arrastra muchas veces a revolcarnos en el error cual cerdo en un maizal.

Entonces, ¿dónde está el futuro del vehículo eléctrico en España, si es que existe? Pues quizá en el car-sharing. Pero esto lo comentamos mañana.

Scribere te salutant!

Luis Sebastian

Dando el máximo para hacer las cosas lo mejor posible. Si quieres saber cómo, sígueme en Twitter: @lsebacast

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