Amigos, desde Recarga Coches Eléctricos hemos querido hacer un experimento atravesando parte de la costa este de nuestro país con un Chevrolet Volt para comprobar si los coches eléctricos pueden beneficiarse de alguna condición a la hora de transitar por las autopistas de pago españolas.
Como os podéis imaginar, la broma nos costó lo nuestro. Os contamos:
– Salimos desde una soleada Valencia a las 15 horas en dirección al norte, por la V-21 (sin peaje).
– Continuando unos kilómetros nos metimos en la maravillosa AP-7 gestionada por Abertis (peaje).
– Tras hacer una parada y cumplir con todos los objetivos marcados para la misma continuamos hasta el final de la autopista con un resultado de 30´8 euros de peaje.
– Seguimos avanzando y nos adentramos en la maravillosa autopista/carretera de pago C-32 gestionada por Aucat que no es más que una filial (con una nomenclatura muy así, muy CAT) de Abertis.
– Tras haber recorrido unos 3 kilómetros, nos sorprendemos de nuevos puestos (algunos con máquinas-máquinas y otros con máquinas-persona) para cobrar el impuesto revolucionario, digo el peaje, que asciende al total de 6´3 euros.
– Continuamos unos 15 ó 20 km más y volvemos a pagar otro peaje en la propia C-32, de unos casi 4 euros. En ese momento casi llegamos a pensar que era una broma de cámara oculta, pero no éramos los únicos que conducíamos en la misma dirección (bueno sí, los únicos que llevaban un Volt).
– Continuando en la misma dirección nos incorporamos a la B-20 y llegamos a Barcelona, con algunas gotas caídas en el parabrisas y una moderada sensación de caída de la temperatura.
Como podéis ver, los coches eléctricos pagan lo mismo que el resto de vehículos en carreteras de peaje. ¿Seremos capaces de concienciar a las grandes empresas de la necesidad de un cambio de chip en este sentido? A ver.
¡Esperamos vuestros comentarios!