Llevamos las últimas semanas comentando la pauperización sistemática de los datos de ventas de coches eléctricos en España, analizando las cifras y resaltando la gran diferencia existente entre las ventas de ciclomotores e híbridos no enchufables por una parte y eléctricos puros o híbridos enchufables por otra.
Hemos comentado en alguna ocasión que los ciclomotores -y no sólo el Twicy- tienen una incidencia en el mercado mucho mayor que la de los turismos o uilitarios. Sin embargo, el aumento de las ventas de unos y otros ha sido gradualmente ascendente y esto parece que se está ralentizando.
Preferencia de las soluciones más pequeñas
Resulta evidente que el menor coste de inversión que supone un ciclomotor eléctrico respecto a un coche favorece la compra, pero también hay causas de índole no económico. Por ejemplo, la afortunada climatología de nuestro país favorece en gran parte del territorio nacional la adquisición de este tipo de vehículos, además del intenso tráfico de nuestras ciudades.
Nuevos conceptos de movilidad
A raíz de estas ventajas están surgiendo nuevos conceptos que tratan de ofrecer lo mejor del turismo y lo mejor del ciclomotor. Son soluciones de movilidad a medio camino de ambas, que aportan mayor seguridad por sus estructuras habitacionales que los ciclomotores y un ahorro importante en el precio de adquisición.
Más posibilidades
Un hecho que también sirve para explicar la caída de las ventas de coches eléctricos puros o híbridos enchufables es el mayor surtido que podemos encontrar, lo que ayuda a desfocalizar al consumidor y que éste no se acabe de decantar por ninguna solución concreta.
Poca autonomía y alto precio
Son los dos mayores quid de la cuestión, las baterías son caras porque las marcas no están invirtiendo realmente en avanzar en este tema y los coches resultan caros y más teniendo en cuenta la situación actual de crisis. Por otra parte, los eléctricos puros no ofrecen una gran autonomía, y esto para a la gente. Los híbridos enchufables tienen mayor autonomía, pero son más contaminantes, por lo que el usuario no acaba de ver claro qué adquirir, y como no tiene un duro, puesto no tiene prisa.
Poco apoyo institucional
El gobierno ha aprobado la partida presupuestaria para el plan MOVELE, la Comisión Europea ha pedido para 2020 la instalación de 90.000 puntos de recarga en España, tal o cual ayuntamiento cambia la flota municipal al concepto de movilidad eléctrica… pero es insuficiente. No hay una apuesta clara por parte de los organismos públicos por el cambio necesario hacia la movilidad eléctrica, y este hecho no está haciendo perder un tiempo precioso.
Poco interés de los medios de comunicación
La gente quiere saber, se pulsa en la calle cuando te ven conducir cualquier vehículo eléctrico, las personas te ven por la calle, te paran y preguntan. Pero los medios de comunicación pasan un tanto de puntillas por el mundo del vehículo eléctrico, y es una lástima. ¿Tendrá que comprarse Belén Esteban un Tesla Roadster para que tengamos el coche eléctrico hasta en la sopa? Pues en este caso quizá el fin justifique los medios.
En cualquier caso, la implantación del vehículo eléctrico es algo que caerá por su propio peso más tarde o más temprano. Parece una analogía chorra, pero el coche eléctrico acabará siendo como el móvil, al final todos tendremos uno.
Luis Sebastián
@lsebacast